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NUESTRA HISTORIA

Cuando Alenka llegó a nuestra casa, destruyó nuestro jardín, pero llenó nuestra familia de ese amor incondicional que sólo una mascota es capaz de dar.

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Cuando ella se fue, dejó un gran vacío, pero abrió el camino para que ninguna mascota , bajo ninguna circunstancia sea despedida sin dignidad.

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Este es el rostro del amor y la ternura para acompañarnos, el rostro de la alegría para distraernos con sus juegos y de la lealtad y la fiereza para protegernos. 

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Este es el rostro de quien abrió la puerta para iniciar este servicio con amor y respeto, para despedir a esos seres extraordinarios que nos dan tanto, esperando nada a cambio.

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Este es el rostro de Alenka, quien vive por siempre a través de su legado.

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